domingo

Cuentos de secundaria: Entrega doble.

Bueno, estas dos historias son muy distintas a las anteriores publicadas aqui, para empezar, en la primer historia aborde el tema del suicidio, aunque no es muy bueno.
En el segundo retomé las historias de Guerra, aunque esta vez, la acción se centra en el México de 1914, en plena revolución.
Espero les gusten.
No lo hagas
Por: Martin Alejandro Mendoza Soto

Una joven desesperada y deprimida está parada sobre una silla, acomodandose una soga al cuello, echandose en cara lo malo que le ha pasado en la vida.

Echandose en cara lo estupida que fue al confiar en aquel tipo.

Creyo que era una buena persona, asi que no puso ninguna objecion en el momento en que el ofreció su auto para llevarla a casa.

Sin embargo parecia una persona decente, todo un caballero, con su forma tan educada al hablar y sus frases rebuscadas.

Ella jamas penso que el fuera a hacerle algo tan horrendo y brutal.

Simplemente no aparentaba ser de esos, Siempre penso que los violadores serian tipos de poca belleza, quienes al verse rechazados por las chicas actuarian de esa manera.

La vida es Ironica, pues de no ser por el gordo feo que pasaba por ahi, nunca habria sido rescatada.

Ahora estaba embarazada de aquel tipo, ahora estara ligada a aquel monstruo de por vida, así que por eso estaba sobre esa silla, con la soga al cuello.

-- Nolo hagas -- se oyo a lo lejos...

¿Quien pudo decirlo?
Ella piensa... no hay nadie por aqui, a menos, que aquella criatura que ahora lleva en el vientre trate de decirle que todo estara bien, que saldra adelante, que el tipo que le hizo eso está preso y jamas volverá a tocar a nadie.

incluso recuerda las cosas buenas, aquellos pequeños detalles que la hacian sentirse especial, sentir la lluvia caer sobre sus hombros, el viento jugar con su cabello, las hojas crujir bajo sus pies...

Entonces se retracta, y justo cuando intenta safarse la soga del cuello su pie resbala del borde de la silla, la cual cae y rueda lejos de su alcance, dejando a la chica suspendida en el aire, asfixiandose... muriendo.

fin
El décimo día
Por: Martin Alejandro Mendoza Soto

Pensé que todo sería fácil, solo sería un ataque, llegaríamos en un batallón bien entrenado a vencer a los Villistas que no querían ceder el río, y en el desierto un río vale más que el oro.
Ya llevabamos 10 tras ellos, y los estábamos alcanzando.

Pero esos desgraciados eran mejores combatientes que los mas experimentados del Batallón.
nos rodearon, jamas supimos como ni de donde habían salido, al rededor solo había pierdas, y arena, y no salieron de la arena.

Tampoco salieron de las piedras.

Nos tomaron por sorpresa realmente, recuerdo que el primero en morir fue Luis, recuerdo que un pedazo de su cabeza me cayó en la cara, y para cuando terminé de limpiarme ya habían muerto Toño y José, ambos tenían la panza bien llena de plomo.

Creo fue entonces cuando pensé que me iba a morir, creí que mi cabeza sería la próxima con agujeros o tal vez en la panza, recuerdo que intenté disparar, pero no veía a donde, ni a quién.

Fue cuando pasó, de pronto me encontraba corriendo, solo, como un perro cuando le avientan agua, con la cola entre las patas, disparando a todos lados y a la vez a ninguno.

Recuerdo que sentí un piquete en la pata, como si algo me hubiera mordido, pensé en una bala, y no me importó, lo único que quiería era largarme de ahí.

Llegué a una cueva, y ahí me escondí lo mejor que pude, era el único que había sobrevivido, así que tenía que llegar a Sinaloa y decirles que habían matado todos los demás, tenía que decirles que de cien, solo quedé yo.

Despues me acordé del dolor, así que me revisé la pierna, pero no ví sangre, solo un pequeño moretón en el chamorro, un pequeño moretoncito.

Hacía mucho frío, y comenzó a darme sed, mucha sed, y despues de un rato el dolor era harto, y no podia cerrar los ojos a pesar de que ya tenía mucho sueño, sentía la boca seca, la saliva amarga y el haliento lo sentía con sabor metálico.

Pero sobre todo, tenía mucho sueño, tanto que comence a aguantarme lo más que pude el dolor y traté de dormir, fuera lo que fuera, mañana se me pasaría, y entonces caminaría dos días para llegar con los demás y decirles que Luis y Toño y José se habían muerto.

Ya no sentía frío, y el sueño me fue llevando poco a poquito... a lo mejor los otros pensarían que me morí de un balazo, o que los Villistas me habían llevado prisionero, si señor, cualquier cosa era mejor a que se enteraran de que me mató un méndigo alacrán.

fin

lunes

Mas monitos en paint

aun no le se para que no se vean tan pixelados pero creo que voy mejorando, esta vez les traigo una mini galeria de los peronajes del Legado de los ángeles.

que la disfruten, se aceptan comentarios.





martes

monitos en paint

Dibujillos de 20 minutos.
bueno aqui hay unos dibujos que hice en paint, se ven pixelados pero estoy tratando de arreglar eso, se aceptan sugerencias comentarios y criticas constructivas.
Todos son personajes de la historia "Un Oscuro Cuento de Hadas" anteriormente hice una reseña de ella, la pueden encontrar en el archivo, aunque no es muy extensa.

Kiara
Neo
Fabien
Princesa Pukku

Slash

lunes

Cuentos de Secundaria: "llano muerto"

Siguiendo la idea de los cuentos, este es otro que escribi, no tiene ningun asesino, pero gusta como el personaje cuenta su tragedia.
Y ya saben por la reputacion del pais: Hay que leer más.


Llano muerto
Por: Martin Alejandro Mendoza Soto

Aquella noche al pasar por ese llano caminé lo más rapido que pude, quería llegar a casa lo mas pronto posible, el temor de lo que en ese llano se escondía me invadía.

Esa noche me había tardado en el trabajo, se hizo tarde y aquellos que podían dejarme en casa se habían ido, ninguno me espero, asi que tuve que irme caminando, camine por la carretera cerca de 10 minutos, hasta que llegue a la vía, ahí la carretera paso a ser un sendero donde las piredras y la tierra eran lo unico que había.

Podía oír a los perros ladrar enloquecidos en medio de la oscuridad, parecía que ellos sabían lo que ocurría, y tenían lastima por mí.

Pronto termino el sendero, y entonces me hallé caminando en un terreno muerto, donde la tierra se quebraba facilmente, y el pasto seco abundaba, a lo lejos quedaron las luces de las colonias, y los sonidos de los autos.

Los lugares seguros habían quedado atras, muy atras.

En mi recorrido se me ocurrio la brillante idea de recordar lo que decian de ese lugar, las historias que plagaban el "Llano muerto" como lo llamaban, las historias sobre asesinatos y robos, pero me inquietaban mas las otras.

Las historias de aquello que habian visto los pocos que regresaban del llano.

Por mas que caminaba se me hacía eterno el viaje, hasta que me encontre en un pasaje lleno de arboles a los lados, el viento comenzo a soplar fuerte, y se oían risas entre los arboles.

Las misma risas que decían en el pueblo anticipaban su llegada.

Oí el sonido de varios caballos acercarse, no quería pero algo me impulso a voltear cuando senti el sonido de los caballos en la nuca, pero no era nada, el camino estaba desierto.

Volvi a caminar, "El pueblo no está lejos me dije".

Llevaba casi una hora caminando, me sentía perdido, como si algo me impulsara a caminar en circulos a pesar de seguir el camino de arboles.

El viento dejó de solplar, la luna comenzaba a esconderse tras las nubes, asi que mi camino parecía mas oscuro.

Comencé a oír voces.

Comencé a escuchar el llanto de niños pequeñitos, como a los que dicen, él se llevaba.
Empecé a gritarle a la nada, diciéndole que no le tenía miedo, y que sería mejor para "él" alejarse de mi.

Traté de darme valor diciendome que aquello eran tonterías, cosas que la gente inventa para asustar niños, yo ya tenía 15 años, ya era un hombre.

Pero me equivocaba, pues al voltear, lo ví, era más grande lo que habían dicho, y no tenía un forma definida, pero esos ojos como de fuego eran cierto y los llevaré en la mente por siempre.

Corrí lo mas fuerte que pude, comence a oír el ruído de caballos y alaridos perseguirme, sentia como trataba de pescarme de la camisa, pero despues se detuvo.

Hasta entonces fue que por fin ví el pueblo, y creyendome a salvo dejé de correr, de pronto, algo tomo mi pié, algo de lo que emanaba mucha sangre, oscura y espesa, despues no recuerdo que ocurrio.

Amanecí tirado en la puerta de mi casa, sin pies, ojos y manos.

Pero todos me dicen que tengo suerte de estar vivo.


Fin